Si buscamos una palabra para definir la generación en la que vivimos, podríamos decir que nos encontramos ante una época de oportunidades. El acceso a una educación de calidad nunca ha sido más fácil pero, al mismo tiempo, esto ha generado que la competencia entre personas aumente.
Esta presión que sienten los más jóvenes por conseguir un puesto de trabajo de calidad hace que la afluencia a las universidades no deje de crecer. Por si fuese poco, desde hace 4 años todos los grados universitarios son presenciales y, junto con la obligatoriedad de los másteres oficiales, hace que la mayoría de alumnos pase casi todo su tiempo en las instalaciones de la universidad.